terça-feira, 21 de fevereiro de 2012

La educación de la sexualidad human

René Descartes (1596-1650) se equivocó al decir categóricamente que el ser humano se compone y divide en dos sustancias totalmente escindidas: la “materia”, representada por el cuerpo, y el “espíritu” (otros han traducido “mente”), representado por el alma. El cuerpo, según Descartes, puede ser objeto de la ciencia, y el alma es asunto de los poetas, místicos, filósofos y teólogos.    

La influencia de Descartes en el mundo moderno ha sido impresionante, su concepto dualista del ser humano lo invadió todo. Para Descartes, la sexualidad es asunto del cuerpo; el alma nada tiene que ver en ella.   

El error de Descartes ha sido denunciado en su mismo tiempo por Spinoza, quien abolió dicha división, consciente de que en las emociones se encontraba el fundamento de la supervivencia y la cultura.   

Después sería Freud quien, con sus aportes, ha desautorizado a Descartes y su teoría. Pero es el famoso investigador actual en neurociencia Antonio Damasio quien destaca al haber desmontado radicalmente la teoría cartesiana, mediante sus constataciones de bioquímica y procesos neurales. En su libro “El error de Descartes” (1994) y en sus posteriores publicaciones como “El cerebro creó al hombre” (2010) y “En busca de Spinoza” (2011), ha difundido los resultados de sus investigaciones, hoy reconocidas en los ambientes científicos, académicos e intelectuales más exigentes.   

La unidad integral y sistémica del ser humano no permite separar violentamente el cuerpo del espíritu. La interacción es constante y recíproca.   

Pretender estudiar y orientar la sexualidad solo desde un concepto de cuerpo aislado y ocuparse de ella solamente desde el conductismo material, comparándonos con las ratas, es hoy una barbaridad.    

La pedagogía no puede estar ajena a lo que las ciencias han descubierto, ni puede pretender apoyar sus propuestas en una antropología que ya en el siglo XVII fue discutida y que hoy se considera realmente errada.   

La sexualidad humana no se puede entender ni explicar aislándola de la unidad verdaderamente integral que incluye las dimensiones biológico-corporal, psicológica y espiritual de todo ser humano.    

Junto con los datos de la biología, imprescindibles para entender la identidad, estructura y procesos de sexuación y de toda la sexualidad, la educación debe trabajar incluyendo el estudio de la dinámica de la afectividad humana, encontrando el sentido y la relación de la sexualidad con la afectividad introyectiva y proyectiva, el estudio de los impulsos sexuales, la percepción y conciencia de la necesidad, las emociones, los sentimientos, los afectos, las pasiones, las motivaciones y los deseos, y su relación con los componentes de los ámbitos cognitivo y operativo, analizando el ejercicio de la voluntad en libertad y responsabilidad a la hora de tomar decisiones y optar por una u otra acción o reacción en el ámbito de la sexualidad.    

No se puede prescindir del nivel de sensibilidad, ni del rol de la imaginación o la fantasía de cada persona. Menos aun se puede prescindir de la vivencia, la responsabilidad y la proyección social, connatural a toda persona e implícita y explícita en la orientación de la sexualidad, todo lo cual a su vez demanda el conocimiento y el ejercicio de una ética que ilumine, valore y motive el mejor comportamiento.    

No es cualquier cosa elaborar un proyecto valioso de educación de la sexualidad humana. Conozco un grupo de instituciones de Colombia que para elaborar el plan y programa de educación de la sexualidad escolar han empleado más de diez años y han trabajado en equipo interdisciplinar unos 38 profesionales.    

El Ministerio debe propiciar la formación sólida en sexualidad de todo el profesorado, para que los educadores profesionales estén en condiciones de poder educar la totalidad personal de los educandos, en cuya totalidad se inserta sistémicamente la educación sexual.    

En este plan de formación de profesores y educandos no se debe incurrir en el mismo error metodológico que en el discutido y rechazado documento llamado Marco Rector. En la producción de un nuevo proyecto se debe posibilitar la participación real de las comunidades educativas y de los profesionales de las instituciones educativas, además de contar con los expertos del MEC.    

La Constitución Nacional y la Ley General de Educación están ahí para que las cumplamos con fidelidad.     

 (jmontero@conexion.com.py
http://www.abc.com.py/nota/la-educacion-de-la-sexualidad-humana/

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