sexta-feira, 18 de novembro de 2011

La Biblia no es un tratado de Sexología



Leannes Imbert.- Leyendo un artículo del reverendo norteamericano gay Dr. Mel White, he reparado en que mucha gente dentro de la sociedad civil defiende su postura contra la homosexualidad basándose en la Biblia (o en lo que interpretan de ella), sin haber realmente estudiado lo que dice o no la Biblia sobre el tema. Y también en que son muchos los cristianos que son a la vez lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros, que aman a Dios y toman muy en serio las Escrituras.
Por mi parte, he de confesar que no soy dada a frecuentar la iglesia ni a rezar un Padre Nuestro cada día, pero sí creo fervientemente en la existencia de Dios y en que la Biblia tiene un mensaje igual para homosexuales y heterosexuales, y no es el mensaje condenatorio que escuchamos a menudo de boca de aquellos que se han tomado la atribución de hablar en nombre de Dios. La mayoría de los que aseguran que la Biblia condena la homosexualidad no ha estudiado cuidadosamente lo que dicen los textos sagrados.
Como asegura White en su artículo, muchos cristianos desconocen que ni Jesús ni los profetas judíos dicen nada sobre las relaciones sexuales con personas del mismo sexo y que, sólo seis o siete versículos de la Biblia hablan sobre relaciones entre personas del mismo sexo, aunque ninguno de ellos se refiere a la orientación homosexual como la entendemos hoy.
Es triste y a la vez irrisorio ver cómo la suposición de que la Biblia condena la homosexualidad está tan generalizada entre los cristianos, que lo repiten frecuentemente, cuando la mayoría no sólo no sabe ni dónde se encuentran los supuestos versículos que hacen referencia a las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, no conocen el sentido original de las palabras ni en hebreo ni en griego y, mucho menos se han esforzado en comprender el contexto histórico en que fueron escritas.
El reverendo White recuerda que durante siglos la gente que no comprendía o malinterpretaba la Biblia, ha hecho cosas terribles: ¨Se ha usado la Biblia para defender cruzadas sangrientas e inquisiciones trágicas; para apoyar la esclavitud, el apartheid y la segregación; para perseguir a los judíos y otros creyentes no cristianos; para apoyar el Tercer Reich de Hitler y el Holocausto; para oponerse a las ciencias médicas; para condenar el matrimonio interracial; para ejecutar a las mujeres como brujas; para apoyar al Ku Klux Klan¨.
La mayoría de las personas, no sólo interpretan mal lo que dice verdaderamente la Biblia sino que se sienten satisfechos cuando descubren algún texto que supuestamente apoye sus prejuicios y se pasan el resto de sus vidas citándolo, no importa si bien o mal. Y, es que, como decía este reverendo, ¨aún cuando creemos que las escrituras son sin error, es muy peligroso pensar que nuestra interpretación de cada texto es también sin error “.
Lo que sé de la Biblia es que es un libro de amor. Habla del amor que siente Dios por esta humanidad que ha ido rescatando y renovando; habla del amor que quiere Dios que cada ser humano le profese al prójimo; habla de muchas cosas, pero no es un tratado de sexología.
Muchos de los que aseguran que Dios condena la homosexualidad hacen alusión con frecuencia a los hechos de Sodoma y Gomorra. Según su interpretación, estas ciudades fueron destruidas por causa de que en ellas se practicaba la homosexualidad, pero cualquiera que lea este pasaje (Génesis, capítulo 18 y 19) encontrará que la homosexualidad no se menciona. Las verdaderas razones de la destrucción de estas ciudades fueron la soberbia, la falta de hospitalidad, la idolatría y la falta de caridad.
Lo que verdaderamente disgustó a Dios fue que el pueblo de Israel volvía a caer en la idolatría y de ser pueblo de Dios pasaban a adorar ídolos, olvidándose de Jehová.
Particularmente, vivo con la convicción de que sólo Dios tiene el derecho de juzgar la conducta sexual de las personas y que ningún ser humano debe juzgar a otro por su sexualidad, y mucho menos afirmar con fe absoluta que la homosexualidad es un pecado. Más bien creo que alguien verdaderamente cristiano debería ver con profunda compasión la angustia y el sufrimiento que muchos homosexuales experimentan al vivir en una sociedad como la nuestra. De hecho, si los cristianos cubanos, que también han sufrido el ostracismo, el odio y la persecución de un Gobierno intolerante como el nuestro, no logran aceptar y respetar a quienes son diferentes, ¿quién entonces, en nombre de Dios, lo hará?
Les guste o no a aquellos que odian a los homosexuales, diga lo que diga la Biblia, los homosexuales seguiremos existiendo. Depende en gran medida de esos intolerantes y homofóbicos continuar permitiendo que tantas personas se auto reprueben durante todas sus vidas sin encontrar una salida, o ayudar a que tengan una vida digna y sana física, emocional, moral y socialmente.

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